viernes, 19 de junio de 2009

Lo que ellos y ellas quieren



Desde que nacemos nuestros orígenes de género son motivados de manera distinta. La razón es que somos alentados a tener una sexualidad por objetivos, donde el género femenino da más valor a las emociones, y el masculino prefiere el placer, esto debido a causas como la naturaleza sexual, la educación desde la infancia y factores sociales.

Cuando un hombre y una mujer emprenden una relación sentimental y sexual ambos demuestran una conducta distinta. Al tener sexo la mujer quiere cariño, y el hombre puede buscar satisfacción. Esto se debe, entre otras cosas, a un factor de carácter orgánico de respuestas individuales.

En el clímax u orgasmo se libera una hormona llamada ocitosina que se libera en el cerebro y en la mujer genera un sentimiento de acercamiento, ternura, y fidelización a su pareja. En el hombre detrás de la satisfacción, la testosterona bloquea a esta hormona haciendo que el momento se exprese de manera distinta siendo muchas veces desconcertante para la mujer.

Respecto a los factores educativos, el género masculino desde la niñez es educado de manera diferente. No llores porque eres hombre, aguanta y no te quejes, son frases repetitivas que hacen que el varón perfile su personalidad a la de un macho con autoestima de héroe. En cambio a ellas, se les educa con virtudes donde se privilegia la ternura y delicadeza.

En la actualidad los roles sociales se han cambiado debido a que las mujeres han ido ganando espacios y esto genera que las féminas buscan al polo opuesto. A pesar de presentarse esta figura, el machismo sigue propiciando que los hombres consideren al sexo una necesidad fisiológica, mientras las mujeres lo ven, más bien, como necesidad de aceptación social.

Ellos quieren placer y ellas quieren ternura. Para que perdure el amor y compenetración en una relación de pareja se necesita la visión de familia futura. Esto generará una conexión armoniosa producto de una complementariedad adecuada donde el amor puede ser completo entre ambos. Así la ternura y el placer se presentarán como un sentimiento compartido.

jueves, 11 de junio de 2009

Cáncer de Prostata


El cáncer de próstata es el cáncer más común entre los hombres y la segunda causa de muerte en este género. La prevención en este caso es un factor importante e imprescindible para evitar que esta enfermedad afecte a esta glándula sexual que se encarga de producir el semen y que es necesaria para mantener una sexualidad plena.

La próstata tiene el tamaño de una nuez y se encuentra rodeando a la uretra. A diferencia de otro tipo de cánceres, los síntomas de esta enfermedad pueden tardar años en manifestarse, pero cuando se presentan generan alteraciones en la función de orinar, dolor frecuente en la parte baja de la espalda y sobre todo deficiencias en la vida sexual.

Las causas del cáncer de próstata pueden ser genéticas o familiares, hormonales que tienen que ver con la dependencia de las hormonas andrógenas (masculinas) y las ambientales relacionadas a una dieta alta en grasas animales y la polución del aire, entre otras.
Ante este panorama es muy importante que los varones que tienen posibilidades de contraer la enfermedad se sometan a exámenes médicos, y a medida que envejecen, se tomen medidas sobre todo a partir de los 40 años. Cabe destacar que si el cáncer se detecta en su primera fase, cuando todavía se encuentra dentro de la próstata, el paciente puede tener una larga expectativa de vida.

Si el cáncer se hace presente el tratamiento de la próstata depende básicamente de su estado evolutivo. Actualmente hay cuatro formas de proceder para reducir y extraer el cáncer de próstata. Pero finalmente, la solución está en la prevención. No se debe esperar hasta que la enfermedad los aborde.

La prevención comienza con una vida saludable. Ejercicios al aire libre y una dieta baja en grasas y rica en verduras, frutas y cereales, limitando el consumo de carne roja, especialmente la que contiene grasa o está procesada pueden ayudar al varón a evitar la presencia de esta enfermedad. El cáncer se cura, pero sobre todo se puede prevenir.

jueves, 4 de junio de 2009

Los años no pasan en vano



Cuando un hombre envejece se generan cambios que indiscutiblemente afectan su sexualidad, y a partir de los 40 años el envejecimiento en su aparato reproductor, se produce de manera gradual y transforma el tejido testicular, la producción de espermatozoides y la función eréctil.

Respecto a la fertilidad, los conductos que trasportan el semen pueden volverse menos elásticos (esclerosis), pero los testículos continúan produciendo semen, en igual volumen de líquido pero con menos espermatozoides vivos.

La disfunción eréctil puede ser una preocupación y con la edad es normal que las erecciones se presenten con menor frecuencia. Sin embargo, este problema es con frecuencia el resultado de dificultades de salud o psicológicas y no el simple hecho de envejecer. El envejecimiento por sí solo no le impide a un hombre ser capaz de disfrutar las relaciones sexuales, pero en algunos casos, se pueden presentar disminuciones en el deseo sexual. Esto se debe a la disminución en el nivel de testosterona conocida como la Andropausia.

En cuanto a la función urinaria, la próstata se agranda, mientras que parte de su tejido es reemplazado por tejido fibrótico similar a una cicatriz, produciendo una afección que se presenta en cerca del 50% de los hombres. Esto puede causar problemas tanto a la hora de orinar como de eyacular. Debe quedar claro que la función de la próstata no está estrechamente relacionada con la fertilidad y un hombre puede tener hijos incluso si la próstata ha sido extirpada.

Muchos de los cambios físicos relacionados con la edad, como el agrandamiento de la próstata o la atrofia testicular, no se pueden prevenir. La recomendación es que los varones deben consultar con un médico, ya que en la actualidad se disponen de nuevos métodos para frenar los síntomas que llegan con la edad. Recuerden que la prevención durante la juventud es la mejor medicina para que un hombre tenga una mejor calidad de vida durante su envejecimiento.